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A veces todo cambia de repente.  Es un cimbronazo que, como la cola feliz de un perro, nos golpea las piernas justo ahí donde “la celulitis duele”.

Cada quien y cada uno posee “zonas celulitis” aunque no se vean. Las identifico como aquellos espacios emocionales que se tornan encapsulados, cerraditos, incluso prolijos y con motes racionales tales como: – todo está bien y andando, – la esperanza es lo que último que se pierde, – y bueno… ya pasará, – ¿qué? estoy super bien!… pero, pero, pero ….  Cuando la cola del perro nos roza > AAAAYYYYYYY, saltamos como leche hervida, o, peor: empieza esa incomodidad interna que se aloja en la garganta, estómago, rodillas, cintura, cuello , pie, manos, culo (sí, el alma también se agarra de “ahí” para expresarse)  no se ve, se siente y nos atora, nos para y obliga a decidir que hacer.

Soy partidaria de experimentar en el lodo del cielo y en la altura y profundidad de la tierra. Mi rebeldía de mujer nacida libre confronta las interpretaciones vanas y los juicios de manos gordas de uñas rojas que manosean un celular y el control remoto del televisor. Me aburre soberanamente el odioso maquillaje que huele a diplomacia y sonríe torciendo la boca; y casi en la misma medida al contrario, como péndulo, me enerva y exalta y da vida el extremo gozo de una mirada sincera.

Me seduce el cara a cara,  restregarme en el barro y sumergirme en las aguas, vibrar y correr con el viento, danzar en hogueras bajo la luna    en belleza y  armonía.

Llamo a la acción: la intensidad y la suavidad son significados y significantes que me marcan.

En el camino se dan encuentros donde el juego de los referentes se manifiesta en   interpretaciones que  corresponden a cada un@.

Cada un@ es dueñ@ de la propia historia y accionari@ de las pasos por el camino.

Yo, simplemente vivo, camino, laboro,  escribo …

Por eso y porque sí … empiezo

Carolina Chavez para  Energía Femenina en Movimiento Inicio.