Volver a mi

Romina camina y encuentra partes disgregadas de lo que es, de lo que se está tornando; gira la cabeza a un lado, al otro , no se encuentra en la mirada que la percibe desde adentro; desde cuando? ¿Cuánto hace que no se abraza desde adentro? ¿Cuánto hace que se alejó de ella misma?

ya no lo recuerda

Ráfagas de imágenes como cuando vamos en el tren y se suceden los paisajes y las personas tan rápido como el pestañear , así los días, así la vida; percibe el gusto amargo en la boca y algo le raspa la garganta, sus pasos se aquietan …

«No quiero esto, no nací para no vivir«

en la pausa siente algo que estaba agazapado auscultando , mirando como gato escondido a su presa; esperando el momento justo para lanzarse

Volver a mi, si es eso, necesito verme, escucharme, dedicarme a mi,

trazar mapas y rutas de nuevo y nuevas,

recomponer la propia voz,

dilucidar las palabras que me elijen hoy en esta nueva etapa de mi vida.

Va andando entre las señales que alertan el por dónde es, por dónde se atisba la tenue luz que parpadea también por dentro, paso a paso, reconociendo o sorprendiéndose con lo que aparece; sonríe, se emociona, hace pausas, camina, no corre no quiere correr ni apretar el paso … ¿para qué?

Aparecen flores, aromas que la sumergen en la ciclicidad de los baños aromáticos a cada lunación; se renueva el albor de los amaneceres, los de aquí de allá y los que desde hace mucho tiempo agradece cada día; renace el poder de la música latiendo en su cadera, estremeciendo el cuerpo y activando los poros de cada centímetro de la piel …. vuelve a reconocer límites y fronteras y siente que están diferentes, dice: – me dispongo a recorrerlos, los amo.

y el latido, ese que son letras y palabras enhebradas con hilos de suspiros y anhelos, ese que es encuentro sin tiempos, ese que es compás de momentos, ese que es poema y poesía.

Arboles danzando con cabelleras centellantes, frutos transformados, semillas que explotan sus entrañas, gaviotas posadas en el mar mirando el sol, plumas danzando sin viento, palabras al acaso, una flor en el suelo … todo vuelve a contar su historia, todo dialoga en señales para unirme por dentro.

Romina se detiene,

disminuye el ritmo mismo que la gente corra, los coches aceleren y aquí y allá los móviles atrapen la atención de las miradas mas que de la belleza del amanecer; amanece con sol y luna.

Reconoce el momento:

» Luna menguante que inunda su influjo, cordura atávica que enlaza para llevarnos y encontrarnos,

desandar las huellas,

mirarme y verme

para volver a mi «

Carolina Chavez para Urbana y Natural

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