Llega diciembre y surge la necesidad de ponderar, de capitular un lapso de tiempo vivido y recorrido. Es mi balance anual emocional, sensitivo y consciente de contrastar la realidad elegida. Si, la elección del dónde, con quién, por qué y para qué son preguntas que tienen sus propios tiempos de respuestas.
En este balance entran aromas, imágenes que me detuvieron en plenos instantes de eternidad, se acopia el calorcito de los abrazos nuevos y no tanto, el susurro de la distancia y la algarabía del encuentro; se suceden los momentos de agobio, incertidumbre, desasosiego y nerviosismo … el péndulo de los días blancos y negros da paso a los grises majestuosos con una rosa roja , esos en los que he respirado las posibilidades y di los pasos de la acción.
Un balance es un registro activo de la memoria visceral y orgánica, de las sensaciones que me tocaron por dentro y de la elección de ajustar el rumbo por aquellos senderos acordes a la calidad: de relaciones, de encuentros, de momentos … de VIDA.

Un diciembre más y diferente, un diciembre que camino entre las luces de la Larios y la canción del mediterráneo que hoy está mojado. Un diciembre que es portal para un nuevo ciclo y por tanto el cierre de otro.
Ya hace muchos «ciclos» que que realizo el balance de diciembre como una forma tácita de exprimir los tiempos vividos para crear mi mapa y registro personal de un camino elegido y senderos tallados, de los cinceles utilizados y la creciente necesidad del uso de pinceles.
Las materias se presentan en cada nuevo paso, los descubrimientos se desgranan en las yemas de los dedos que abrazan una boli y con el aroma del café que me llena el corazón sonrío: Bello diciembre, eres bienvenido!
Carolina Chavez para Energía Femenina en Movimiento