Colocar la pava para el mate es el inicio de un ritual que como nacida y criada en Argentina conozco bien. Un ritual que se va aprendiendo como «al acaso», con muchos y varios momentos del día a día, de los años, de la vida.

El mate forma parte de la reunión, de la pausa, del momento en el que te cebas unos matecitos para «calentar el garguero» (coloquial de garganta), del desayuno, merienda y los entremedios: una charla, matear mientras escribes, matear escuchando la lluvia y también los pájaros …
Matear es cadencia que acuna espacios y momentos

La mirada a los ojos y ¿un mate? es la invitación a una charla, a un compartir desde lo simple, es el convite a disfrutar «casi sin darte cuenta» de una intimidad que celebra lo que hay, lo que está.




Hoy este ritual me acompaña donde esté, y es un entrelazar de mirada y momento con las presencias y ausencias. Colocar la pava (chalera), hacer el mate, desgranar la simplicidad de un gran momento ❤