El día que te das cuenta, ése, en el que miras tu propia historia desde la sensación cansada, iracunda, somnolienta y ojerosa. El momento en el que como un relámpago sientes que es el fin de algo y el inicio de otra cosa que por el momento no tiene nombre ni objetivo ni nada …
Ese día es el después, tan ansiado como negado, tan deseado pero no buscado y como toda dicotomía, tan necesario. Todo ha desaparecido: las certezas, lo que define, lo que tiene una huella o un nombre. Toda definición está borrada y te das cuenta entonces que es necesario re-comenzar …. ¿por dónde? ,¿cómo?
Reconocer los puntos de partida, de recomienzo, de reconstrucción es un arte; es el arte del paso a paso, del hacer con la necesaria y nueva ciclicidad que se presenta flamante para que lo hagas, de otra manera. Paso a paso, mirada a mirada, registro interno que emerge acompasado para señalarte por dentro el rumbo. Y ante ese espacio infinito se abre el mundo que nos rodea, en el que desenvolvemos múltiples roles y en el que aparecen los faros que iluminan el camino: metáforas. Yo las encuentro en lo natural y urbano, en lo que centellea y se esconde, en lo apabullante sea por su pequeñez o su aroma o su languidez o, su muerte.
Día a día las montañas de cañas fueron cambiando sus formas, la basura oronda llenó camiones y diligentes funcionarios de los ayuntamientos limpiaron los espacios frente al mar. Mas tiempo de lo que duró el temporal y nuevos esfuerzos, tal vez estrategias diferentes y diferentes recursos nos devuelven una playa diferente de la que fue.
7 días después del temporal- enero 2021
Camino encontrando fuera las imágenes que forjan un adentro que recompone sus aciertos, que yergue parámetros de nuevas sintonías, que me late mujer cíclica y nómade, donde los lugares me encantan con sus voces y decires, donde el paso crea una firmeza cercada de paz, esa que es fuente y cascada por dentro.